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26.10.09

De tal palo, tal astilla

Los hijos de padres preparados académicamente, tienen más probabilidad de éxito. Éste es un hecho constatado: las notas de los estudiantes dependen de su estatus social. Y aunque esta relación ya se manifiesta a edades tempranas, lo hace con mayor claridad en los estudios superiores. Así, el 73 por ciento de las personas entre 25 y 39 años cuyo padre cuenta con titulación universitaria ha conseguido ese nivel académico, mientras que sólo un 20 por ciento de los jóvenes con padres sin titulación lo logran.
Pero esta correlación no se debe a una herencia de capacidades, sino más bien a motivos económicos y sociales. Los trabajos poco cualificados normalmente conllevan salarios más bajos y largas jornadas, lo que más fácilmente se traduce en falta de recursos y de atención hacia los hijos.
Pero también existen otros condicionantes que repercuten en el éxito o en el fracaso universitario. Por ejemplo, los chicos abandonan antes los estudios y obtienen peores resultados que las chicas. Hay diversas causas; entre ellas, la rebeldía que los varones asumen en la adolescencia, o la mayor cercanía de las madres (que suelen estar más pendientes de los estudios) con las niñas.
Otro dato a destacar es que el riesgo de abandono académico es casi el doble en el caso de las familias monoparentales.
También comentar que los estudiantes de centros privados y concertados obtienen mejores resultados que los que acuden a centros públicos. Esto no se debe a que sean mejores o peores en la forma de enseñanza, sino a que los públicos acogen muchas más familias de rentas bajas y sin recursos.
Para acabar, la recesión económica que padecemos en la actualidad también ha ocasionado que más jóvenes dejen los estudios. En esta situación se encuentran tres de cada diez personas de entre 16 y 24 años que no han completado unos estudios que debieran ser básicos para después enfrentarse al mundo con ciertas posibilidades, un 6 por ciento más que hace tan sólo dos años.