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22.3.10

Como doce apóstoles españoles

Figuran en la lista Fortune 500 porque crean más de un millón de puestos de trabajo en todo el planeta: son doce empresas españolas que van lanzadas como un toro aun en tiempos difíciles y a pesar de su gobierno Z.
La campeona es Telefónica, con casi 260.000 empleados a nivel mundial, seguida por el Banco de Santander, ACS, el BBVA y el Grupo Ferrovial. Estas empresas, que son las más grandes de España y figuran entre las mayores del mundo, estimulan de tal manera la economía que sólo el Santander ingresó en el ejercicio de 2008 117.803 millones de dólares.
Telefónica ingresó cerca de 85.000 millones de dólares en 2008 y Repsol YPF casi 80.000 millones en el mismo periodo. Cifras mareantes que dan cuenta de la actividad de estos gigantes empresariales, dedicados a crear riqueza y no, como los Gobiernos, a dilapidarla en proyectos faraónicos.
A pesar de la crisis, que dura ya dos años, las grandes empresas –una vez más, a diferencia de los Gobiernos– han sabido rehacer sus números y adaptarse a la situación para no quebrar. A excepción de Ferrovial, que presentó pérdidas en 2008, el resto de multinacionales “Fortune” ganaron dinero ese mismo año. Cantidades inferiores a los de los años de bonanza, pero beneficios que fueron a retribuir a sus accionistas, que en su mayor parte son cientos de miles de pequeños inversores que van, poco a poco, construyéndose un patrimonio al margen de las limosnas de los políticos.
Otra de las características de las multinacionales españolas, aparte de generar mucho empleo y mover gran cantidad de dinero, es el hecho de que casi todas estén radicadas en la capital Madrid. Sólo el BBVA e Iberdrola, con sede social en Bilbao, y Gas Natural, con sede en Barcelona, escapan de Madrid, convertida así en un gran centro empresarial gracias a la buena gestión de su gobierno regional con su presidenta Esperanza Aguirre a la cabeza empeñada siempre en dar facilidades de todo tipo a las empresas que redunden luego en beneficios al pueblo y a la sociedad española en general.
España, con doce empresas en el Fortune 500, sigue sin embargo teniendo muy pocas multinacionales en comparación con países como Francia (40), Alemania (39), Gran Bretaña (26) o incluso Suiza que, con menos de ocho millones de habitantes, tiene quince multinacionales. El país que más grandes corporaciones tiene es Estados Unidos con 140 multinacionales seguido de Japón con 68.
De todas maneras, España no va nada bien. Su gobierno es un desgobierno que todo lo que hace o toca lo volatiliza desde los mismos cimientos por lo que no resulta extraño que la crisis haya disparado los robos en los pequeños y medianos comercios y en las grandes superficies de todo el país con un pueblo asfixiado al máximo. Tanto, que los propios minoristas atribuyen una tercera parte de los hurtos que sufrieron el pasado año a la recesión económica y al mal hacer de sus políticos.
Los comerciantes españoles perdieron en 2009 nada más y nada menos que 2.421 millones de euros en robos, un 3,8 por ciento más que en el año anterior. Una auténtica barbaridad ya que es la misma cantidad, por ejemplo, que el presupuesto de toda la Comunidad Autónoma de Cantabria, o el dinero que este año la Unión Europea va a dedicar a combatir el cambio climático. Es una cifra brutal, y es como un impuesto indirecto para los comerciantes. Una causa-efecto clarísima de la crisis y de un mal gobernar. Ahora hay más pequeños hurtos motivados por la situación económica que un pésimo gobierno incentiva con decisiones absurdas que están conduciendo al país a un caos cada vez mayor.
En todo este desbarajuste, se ha detectado un nuevo perfil de ladrón, uno 'amateur' que nunca antes había delinquido y que ahora actúa motivado por la crisis. Y es que se roban cosas que antes no se robaban. El aumento de hurtos de alimentos ha obligado por primera vez a analizar diversos productos, como los embutidos o las latas de conserva, que los comerciantes han tenido que empezar a proteger con sistemas antirrobo más eficaces.
La gran mayoría de los hurtos de alimentos se producen entre los días 20 y 30 de cada mes, lo que demuestra que el ladrón es una persona necesitada, aunque muchos de esos alimentos se roban para luego revenderlos en mercadillos, como una fuente de ingresos para personas que lo necesitan.
La crisis se está notando, ya que los alimentos han entrado en el top ten de lo más robado. Datos que se contradicen con los que facilita el Gobierno español señalando no hace nada que los hurtos habían disminuido en 2009 un 6 por ciento. Eso, como otras cosas, es totalmente falso, lo que ocurre es que la mayoría de los hurtos no se denuncian. Se pilla al ladrón y se recupera la mercancía. Los comerciantes sólo denuncian si los cacos son reincidentes.
Para prevenir tantas pérdidas, los minoristas invirtieron el pasado año 745 millones en sistemas de seguridad, un millón más que en 2008, lo que demuestra que la seguridad es una prioridad para los comerciantes. Han visto reducidos sus ingresos por la crisis, y aún así han mantenido su inversión en proteger sus productos.
Aunque los datos demuestran que queda todavía mucho por hacer en esta materia: el 30 por ciento de los productos robados el año pasado no contaban con ningún sistema de protección. No obstante, los clientes no son los únicos culpables. El 28 por ciento de los robos son hurtos cometidos por los propios empleados, y un 7 por ciento son perpetrados por los proveedores.
A la técnica tradicional de esconder los productos que se roban dentro de la ropa, una vez que se ha conseguido quitarles la alarma de seguridad, ahora se ha añadido el bolso que va forrado de aluminio para evitar así que salten las alarmas al pasar por los arcos de seguridad situados en las salidas de los comercios. El sistema se ha puesto de moda. Este tipo de bolso permite que el ladrón no tenga ni que molestarse en quitar las alarmas de los productos.
Otros amigos de lo ajeno, sobre todo en lo que se refiere a ropa, actúan con unos simples alicates, sobre todo en las alarmas que vienen enganchadas a la prenda con un simple clavo. Basta con esconderse en los probadores para no ser molestado. La Policía ha detectado también una nueva herramienta: una especie de gancho con mango de madera. Su punta es idéntica a la ranura de las alarmas. Con un simple golpe se abre la alarma.
En zonas concretas se venden a 30 ó 40 euros bolsos forrados con aluminio ya preparados. Tan solo hay que saber dónde buscarlos. Aunque este pintoresco método tiene los días contados. Varias empresas de seguridad ya comercializan sistemas que los detectan. Un gran supermercado que ya lo tiene llegó a detectar en un sólo día a cincuenta clientes con estos bolsos.
Ante este desorden generalizado (extensible a otros ámbitos) en el que se demuestra que las empresas y empresarios sí funcionan proporcionando empleo y generando riqueza y algunos gobiernos no, engendrando pobreza, paro, hambruna y desespero, un país decente y orgulloso de ser puntero en el mundo debiera exigir elecciones que recondujeran una situación política y social casi límite antes de que el completo caos se apodere de una sociedad abandonada a su suerte y a la supervivencia.