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2.5.10

Los miedos ganan la guerra a los trabajadores, pero con miedo no hay gloria

¿Seré yo el próximo en ser despedido?, ¿perderé poder?, ¿tendré menos influencia?...: pocos son los que se salvan del temor en el ámbito laboral, pero esto no es más que el crecimiento de un sentimiento habitual en el ser humano. Todos sentimos miedo alguna vez, y profesionalmente, también, aunque en este terreno haya unos pocos que se salven. No obstante, estos últimos suelen sentir sus temores en otros ámbitos, como, por ejemplo, el sentimental. Así pues, todos vivimos -en mayor o menor medida- acosados por el temor.
El mayor miedo que culturalmente se solía tener en el mundo laboral era el rechazo, sin embargo, ahora éste ha sido solapado por otro de los cinco grandes miedos que generalmente conviven con nosotros en el ámbito de trabajo: el de no llegar a fin de mes -¡estamos en crisis!-. (Quedarse sin trabajo, fracasar y perder poder y/o influencia serían los otros tres grandes temores.) Aunque existe otro a tener muy en cuenta: que no te valoren, y es precisamente la falta de valoración el principal motivo de desmotivación. De hecho, se han incrementado las consultas a psicólogos por este motivo hasta en un 40 por ciento.
Otro más en alza -a causa de la crisis también-: es el miedo a que empiecen a hablar mal de ti. Hay personas que han empezado a hablar mal de compañeros, llegando incluso a mentir, para intentar así hacerse imprescindibles de cara a los jefes. Y esto está sucediendo hasta en lugares donde había buen ambiente.
La pregunta resulta inevitable: ¿hay plan de ataque o es mejor evitar los miedos y las inseguridades? La evitación y la negación sólo conducen a aumentar los temores. El plan de ataque empieza precisamente por ahí: por reconocer que se tiene miedo. Después se ha de reconocer que también se tiene una parte positiva con la que ponerle resistencia al miedo: iniciativa o capacidad de adaptación o flexibilidad. Se debe entonces confiar en estos valores y potenciarlos todo lo que se pueda. Una vez reconocido lo anterior, hay que salir de la situación de confort y preguntarse: ¿qué es lo peor que me puede pasar?, y desde ahí crear un plan de acción.
(Un ejemplo de cómo empezar a pelear los miedos: Si te ruborizas cuando te expones, entonces proponte pequeñas exposiciones. Tal vez el rubor no cese, pero sí el miedo al rubor. La seguridad es, finalmente, la conquista.
¿Y si nos descontrolamos, es ésa una forma efectiva de afrontar los miedos? Es una opción: descontrolarse y dejar de dar vueltas a la cabeza. Atreverse a ser uno mismo.
Tres claves para alcanzar la gloria: 1. Creer en uno mismo: En estos momentos de crisis, es fundamental no perder la confianza en uno. Para ello debes mejorar tu control emocional, de modo que consigas mantener la calma. / 2. Tener una actitud activa: Es ahora cuando hay que demostrar que uno es insustituible. / 3. Mantener un buen ánimo: En relación con el equipo de trabajo se debe poner mucho empeño en tener una buena relación. Van a caer antes los más individualistas que los que tengan una actitud abierta, faciliten el buen ambiente y sean flexibles.