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16.6.10

Parados de 50 años

En los Estados Unidos, las empresas están empezando a reconocer que la pérdida de profesionales experimentados y capacitados se ha vuelto un serio problema, y también el continente europeo comienza a darse cuenta de que el envejecimiento de su población es un hecho palpable. Así, no pocas empresas de recursos humanos creen que ha de llegar un momento inevitable en que se deberá reconocer y valorar el talento potencial y la contribución efectiva de los trabajadores de mayor edad. Es por ello que las compañías comienzan a pensar en los beneficios de contratar mano de obra experimentada, que aporta una mayor flexibilidad, ya que los trabajadores de cierta edad no tienen tantas cargas familiares como cuando se es más joven.
Alrededor de la mitad de la población de 50 a 64 años carece de ocupación, bien porque han sido prejubilados de manera voluntaria o inducida, o porque son parados de larga duración. Los trabajadores mayores de cincuenta años son uno de los colectivos que más tiempo tarda en encontrar un nuevo empleo.
Las empresas, en general, tienen una visión negativa de los profesionales de esta edad. Cuando se pregunta a los directivos de las empresas por las razones por las que no están dispuestos a contratar a los mayores de cincuenta aducen los salarios altos que demandan, su falta de reciclaje profesional, la mayor posibilidad de absentismo laboral, su menor productividad y motivación, su resistencia al cambio o la falta de adaptación a un nuevo ambiente laboral. Son estereotipos que los mayores de cincuenta años tienen que desmentir a diario, ya que ninguna de estas circunstancias puede considerarse hoy en día como una particularidad específica de las personas de más edad.
Como respuesta a los peros de las empresas, diversos estudios señalan que los trabajadores de esta edad aportan estabilidad y su madurez emocional. Cumplen sus objetivos y ofrecen calidad en su trabajo, lo cual favorece su productividad y se traduce en fidelización a la empresa. Las empresas pueden aprovechar su experiencia y su capacidad de proyección en el trabajo. Con una larga vida laboral, se adaptan más fácilmente a un nuevo entorno laboral, ya que tienen mucha experiencia en relaciones interpersonales, saben lo que quieren y conocen a la perfección cómo desenvolverse en una atmósfera de trabajo.
Con la llegada de la crisis, también ha cambiado el rechazo que tradicionalmente tenía este sector a la movilidad geográfica. Así, casi un 70 por ciento de los candidatos mayores de cincuenta años estaría dispuesto a cambiar de residencia por motivos laborales.